miércoles, 26 de marzo de 2008

Pessoa

La verdad: no lo puedo dejar en paz, o no puede él. Siempre vuelvo o vuelve, qué importa quien sea el inquisidor?! Tengo una suerte de amor platónico por sus palabras y la manera en que las vuelve sentido. Es uno de esos tipos que no me hubiese gustado conocer en persona, en caso de compartir generación; nomás porque el idilio no sería tal. Dejo alguito de su Libro del Desasosiego.
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Un quietismo estético de la vida, mediante el cual consigamos que los insultos
y las humillaciones, que la vida es y los vivientes nos infligen, no lleguen a más que a una periferia despreciable de la sensibilidad, al remoto exterior del alma consciente.

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Organizar de tal modo nuestra vida que ella sea un misterio para los demás, que
quien mejor nos conozca sea apenas alquien que nos desconoce de más cerca que los otros. Así
forjé yo mi vida, casi sin proponérmelo, pero es tanto el arte instintivo puse
en hacerlo que para mí mismo me he convertido en una no del todo clara y nítida
individualidad creada por mí.

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Habiendo visto con qué lucidez y coherencia lógica ciertos locos (delirantes
sistematizados) justifican, ante sí mismos y ante los demás sus ideas delirantes,
he perdido para siempre la segura certidumbre de la lucidez de mi lucidez.

5 comentarios:

Los amantes de la poesía dijo...

Buen post, la última es una gran verdad.

Daro dijo...

Che lu la verdad es que gusto el blog, me parecio interesante!

Despues paso por aca con mas tiempo...


Auguri

Daro

Dylan Forrester dijo...

Un post interesante. Se percibe talento. Veo que amas la poesía. Espero podamos visitarnos y leernos. Te dejo mis huellas.

Besos...

Lucía dijo...

In the resante, eso quieren decir uds... Soy medio hereje, pero si les parece rezo, no hay drama.
No me salvará otra cosa? Sólo rezar? Queloparió!

Gracias por pasar y dejar miguitas.

Anónimo dijo...

que gran escritor pessoa!