Cursor intermitente
martes, 5 de mayo de 2015
viernes, 1 de mayo de 2015
Cartas a Théo.
martes, 23 de noviembre de 2010
y los dientes Las antiguas maneras de ser educado
Extraña complacencia (El poeta no desea ser más
que los otros) Ni riqueza ni fama ni tan sólo
poesía Tal vez ésta sea la única forma
de no tener miedo Instalarse en el miedo
como quien vive dentro de la lentitud
Fantasmas que todos poseemos Simplemente
aguardando a alguien o algo sobre las ruinas
miércoles, 10 de noviembre de 2010
¨Cada vez que intento ¨analizar¨ un texto que me ha dado placer no es mi ¨subjetividad¨ la que reencuentro, es mi ¨individuo¨, el dato básico que separa mi cuerpo de los otros cuerpos y hace suyo su propio sufrimiento, su propio placer: es mi cuerpo de goce el que reencuentro. Y ese cuerpo de goce es también mi sujeto histórico, pues es al término de una combinatoria muy fina de elementos biográficos, históricos, sociológicos, neuróticos (educación, clase social, configuración infantil, etc.) que regulo el juego contradictorio del placer (cultural) y del goce (no cultural) y que me escribo como un sujeto actualmente mal ubicado, llegado demasiado tarde o demasiado temprano (este demasiado no designa una pena ni una falta ni una desgracia sino solamente convoca un lugar nulo): sujeto anacrónico, a la deriva.¨
Roland Barthes, El placer del texto.
lunes, 1 de noviembre de 2010
lunes, 11 de octubre de 2010
viernes, 24 de septiembre de 2010
Más Felisberto Hernández
No son completamente naturales, en el sentido de no intervenir la conciencia. Eso me sería antipático. No son dominados por una teoría de la conciencia. Esto me sería extremadamente antipático. Preferiría decir que esa intervención es misteriosa. Mis cuentos no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la conciencia, ésta también me es desconocida. En un momento dado pienso que en un rincón de mí nacerá una planta. La empiezo a acechar creyendo que en ese rincón se ha producido algo raro, pero que podrá tener porvenir artístico. Sería feliz si esta idea no fracasara del todo. Sin embargo, debo esperar un tiempo ignorado: no sé cómo hacer germinar la planta, ni cómo favorecer, ni cuidar su crecimiento: sólo presiento o deseo que tenga hojas de poesía; o algo que se transforme en poesía si la miran ciertos ojos. Debo cuidar que no ocupe mucho espacio, que no pretenda ser bella o intensa, sino que sea la planta que ella misma esté destinada a ser, y ayudarla a que lo sea. Al mismo tiempo ella crecerá de acuerdo a un contemplador al que no hará mucho caso si él quiere sugerirle demasiadas intenciones o grandezas. Si es una planta dueña de sí misma tendrá una poesía natural, desconocida por ella misma. Ella debe ser como una persona que vivirá no sabe cuánto, con necesidades propias, con un orgullo discreto, un poco torpe y que parezca improvisado. Ella misma no conocerá sus leyes, aunque profundamente las tenga y la conciencia no las alcance. No sabrá el grado y la manera en que la conciencia intervendrá, pero en última instancia impondrá su voluntad. Y enseñará a la conciencia a ser desinteresada.
Lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda.¨
sábado, 11 de septiembre de 2010
Felisberto Hernández
-Vengo a hacerle una visita.
-Bueno… te quedás un ratito y enseguida te vas…
Cuando abrió un poco la puerta de la calle yo pasé cerca de su pollera gris. Ella, con su mano tomó la mía y me llevó al fondo. Debajo de un paraíso había una gallina echada; empezó a cloquear y por debajo de su cuerpo -de un gris parecido a la pollera de la señorita- se asomaban pollitos amarillos. Estarían tan calentitos como mis dedos entre la mano de la maestra. Después ella me acompañó hasta la puerta y yo le dije:
-De aquí a un ratito voy a venir a hacerle otra visita.
domingo, 15 de agosto de 2010
Mi hermana no escribe poemas
y es improbable que de pronto comience a escribir poemas.
Le viene de su madre, que no escribía poemas,
y de su padre, que tampoco escribía poemas.
Bajo el techo de mi hermana me siento a salvo:
nada impulsaría al marido de mi hermana a escribir poemas.
Y aunque suene como un poema de Adam Macedonski,
ninguno de mis parientes se ocupa de escribir poemas.
En el escritorio de mi hermana no hay poemas viejos
ni nuevos en su bolso.
Y cuando mi hermana me invita a cenar,
sé que no tiene intenciones de leerme poemas.
Hace magníficas sopas sin esfuerzo,
y el café no se derrama sobre sus manuscritos.
En muchas familias nadie escribe poemas,
pero cuando lo hacen, rara vez es sólo una persona.
Algunas veces la poesía fluye en cascadas de generaciones
que ocasionan temibles corrientes en las relaciones familiares.
Mi hermana cultiva una prosa hablada decente,
pero toda su producción literaria está en tarjetas postales veraniegas
que prometen la misma cosa cada año:
que cuando vuelva me contará todo,
todo,
todo.
Wislawa Szymborska
miércoles, 4 de agosto de 2010
Fernando Pessoa
Fernando Pessoa
Susanna Tamaro en Escucha mi Voz
viernes, 2 de abril de 2010
By un personaje de Susanna Tamaro
lunes, 29 de marzo de 2010
viernes, 29 de enero de 2010
Ultimamente algo hizo que pusiera atención en historias que estoy contando repetidas. En un caso esto sucede porque cuento cosas de la infancia y no recientes, intuyo que las cuento distintas cada vez, pero siguen siendo más o menos las mismas. A veces me descubro repitiéndolas y alboroto el final o las termino rápido. En otro caso puede ser que lleguemos a un punto en que hace falta rebalsar de historias, y contarlas antes de que mojen el mantel.
La gente cuenta mismas historias muchas veces. Hace poco en un almuerzo cerré los ojos con un pestañeo demorado mientras una voz me decía por dentro, ahora viene la historia del chico que paró y le dijo… Y vino, casi exacta a como la recordaba.
Las personas cuentan tantas veces sus historias que al final terminan convirtiéndose en ellas, algo así dice una voz en off al final de Big Fish… Y así es como el hombre se vuelve inmortal.